28 de marzo del 2010
Oswaldo Alvarez Paz está preso en Caracas, pero la punta de la cadena se encuentra en La Habana. Lo tienen en un calabozo de la policía política, sin derecho a fianza. El asunto es muy grave. Se trata, tal vez, del político venezolano vivo más respetado fuera de su país. El clamor internacional contra este atropello ha sido enorme y el precio que paga el chavismo es muy alto. Hasta la Casa Blanca ha emitido un comunicado de protesta. A sus 67 años, este abogado de formación democristiana y bien ganada fama de hombre honrado, lo ha sido todo en Venezuela, menos presidente. Dirigió la Cámara de Diputados, fue gobernador en Zulia, y en 1993 perdió las elecciones presidenciales por un escaso margen frente a Rafael Caldera, su ex mentor y correligionario.
La coartada para apresarlo es ridícula. Lo acusan de conspirar contra la seguridad de la nación, instigar a la desobediencia de la ley, difundir informaciones falsas e instigar a delinquir. ¿En qué se basan? Según sus carceleros, en un popular programa de Globovisión dirigido por Leopoldo Castillo, Alvarez Paz comentó que la imagen del Gobierno venezolano se ve seriamente empañada por los presuntos lazos con los narcoterroristas de las FARC y los terroristas de ETA, mientras el país se hunde en medio de la violencia asesina de los delincuentes, la corrupción de muchos funcionarios y la ineficiencia casi asombrosa del sector público. O sea, exactamente el cuadro que describen casi todos los organismos internacionales, que investiga el aparato judicial español y del que se quejan millones de venezolanos todos los días.
¿Por qué Hugo Chávez ha ordenado una medida tan estúpida? La respuesta acaso la dio Roger Noriega, ex embajador de Estados Unidos, gran experto en América Latina y persona con acceso a informaciones que poca gente posee: por la denuncia que hizo Alvarez Paz contra la presencia en Venezuela del general Ramiro Valdés, texto en el que el líder democristiano anunciaba la posible “llegada de tropas regulares de Cuba para reforzar la defensa de la revolución chavista”. Alvarez Paz tocó un nervio sensible.
En realidad, Oswaldo Alvarez Paz es un prisionero de los cubanos. En Venezuela manda el aparato de inteligencia radicado en el tercer piso de la embajada castrista en Caracas. Desde hace años, Chávez llegó al convencimiento de que su permanencia en el poder depende del apoyo cubano y se ha entregado de pies y manos a La Habana. Cuba es la metrópolis que manda y saquea, y Venezuela es la colonia que obedece y paga.
Son los cubanos los que deciden a quién hay que apresar, a quién hay que intimidar y a quién es conveniente sacar del país. Son ellos los que diseñan la estrategia político-policiaca de control social creciente. Son ellos los que espían a la oposición y a los militares y funcionarios, los que les graban las conversaciones y los filman, los que compilan información comprometedora para neutralizarlos o chantajearlos. Son ellos los que marcan el ritmo de la creciente construcción de un Estado totalitario más o menos calcado del modelo soviético-cubano.
Hay asesores cubanos en todas las instituciones, pero la zona más sensible de la intervención es la que llevan a cabo en el Ejército y en la policía política. Simultáneamente, cientos de jóvenes venezolanos son formados en Cuba en las técnicas de represión social y control político que los cubanos aprendieron del KGB y de la Stasi alemana. El adiestramiento dura de seis meses a un año y a ellos les corresponderá la tarea de administrar el Estado totalitario una vez que se haya completado la fabricación de la jaula.
El Gobierno cubano está decidido a acelerar el proceso de creación del Estado totalitario. Chávez está de acuerdo. Las informaciones transmitidas por los agentes cubanos a los Castro indican que se desmorona rápidamente el apoyo popular a Chávez. Si las elecciones parciales de setiembre fueran veraces y transparentes las perdería estrepitosamente. La sugerencia cubana es “profundizar rápidamente la revolución”, lo que implica eliminar los vestigios de democracia y libertad que subsisten en el país. Incluso, es posible que busquen algún pretexto para suspender los comicios. Por eso detuvieron a Oswaldo Alvarez Paz. Era un estorbo para los planes cubanos.©FIRMAS PRESSwww.firmaspress.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario